sábado, 7 de junio de 2014

Otra que casi me había olvidado...

Acá la gente no te sonríe. Puedes cruzar miradas incluso a medio metro de distancia. Y no hay quién carajos te sonría. Y si tú les sonríes, voltean la cara, miran para otro lado. Como diciendo: acá no ha pasado nada y nadie ha tenido la indecencia de mostrarme los dientes. 
Cosa que no es precisamente mala.
Entre una multitud que tiende a ignorarse, una logra hacer retratos callejeros sin hacerse mucho problema.

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De la serie: Milaneses. Thania Zepol 2014


viernes, 30 de mayo de 2014

Como a la peste

Ya se me había olvidado. Los italianos (al menos los de las dos ciudades en que he pasado temporadas largas: Milán y Turín), combaten al sol como si de la peste se tratara. Pasan la mayor parte del tiempo con cielos encapotados, atascados de lluvias, de nieve, de aguanieve. Y cuando finalmente el sol se decide y se abre paso entre tanto nubarrón y resplandece y calienta, la gente corre a esconderse.
Como ahora, en Milán. 
El cielo está despejado. El famoso azul celeste. Y hay nubes blancas y espesas como crema recién batida. Asomo la nariz allá afuera y todas las ventanas de todos los edificios de esta cuadra tienen las cortinas corridas o las persianas bajas. Salimos a dar un paseo y la misma cosa sucede en la cuadra siguiente y en la siguiente. 
Ayer estuvo nublado toda la mañana. Incluso a ratos llovió en serio. Todas las cortinas y las persianas estaban abiertas. 
Lo lindo de esta casa es que es fresca ¿sabes?, no le da el sol. Dijo alguien que intentó vendernos un apartamento en Turín hace varios años. 
El que la escasez de luz diurna en una casa sea un plus y no un menos, es una de las muchas razones por las que nunca me gustó acá, pienso mientras damos la vuelta en una cuadra y la fachada del  Duomo nos ciega en tantos blancos como decía Borges que era la ceguera. Si eso decía o mi memoria está inventando. O peor, me estoy confundiendo con uno de los Ensayos de Saramago. Que tampoco llegó nunca a gustarme del todo, la verdad.


viernes, 7 de febrero de 2014

Diferencias y similitudes entre una entrevista de trabajo en una escuela de idiomas en México, y una en Italia.

DIFERENCIAS

Cómo comienza la entrevista:

MÉXICO
– A ver, cuéntame. ¿Qué estudiaste, en qué has trabajado, qué experiencia tienes en el ramo de la educación o de la lengua?

ITALIA
– Mmmm. Entonces no tienes el título de profesor de español como lengua extranjera. ¿Y qué te hace pensar que podrías trabajar en una escuela de idiomas? ¿Porqué nos mandaste tu currículum?


A mitad de la entrevista:

MÉXICO
– Así que eres escritora... Y has escrito en varios medios... Y también literatura, claro, ¿cuentos?... Y has publicado, okey... Y me decías que has tomado también talleres literarios, ¿verdad?... Me gusta eso que dices, que tienes amor por el idioma español, porque a veces hay maestros que estudian para enseñar. Y sólo saben hacer eso: enseñar. El método que nosotros usamos se basa más en el contenido, en desarrollar la capacidad argumentativa del estudiante; que en repetir la gramática como loritos... Si eres escritora, me imagino que podrás desarrollar un tema e ir llevando al estudiante a través de él para lograr que aprendan a estructurar ideas en español, más que aprender frases hechas o tiempos verbales... Y has vivido en varios lugares ¿verdad? Cuéntame qué has hecho.

ITALIA
– Mmmm. Escritora. Pero no estudiaste Lenguas, Literatura, Filología ¿cierto?... No... Mmmm.... Has tenido todos estos trabajos, pero ninguno tiene nada qué ver con la enseñanza del español para extranjeros... Mmmmm. Has cambiado de residencia varias veces ¿porqué?... 


Cómo finaliza la entrevista:

MÉXICO
– ¿Qué te parece si hacemos una prueba la semana próxima? Te mando el material y tú preparas una clase. La revisamos juntas, tú me haces propuestas, yo te doy algunos consejos o algunas líneas que sigue nuestro método. Vienes, das la clase y vemos cómo te sientes, cómo se siente el estudiante; y vamos viendo ¿no?... Perfecto, nos vemos el martes, entonces. Que te vaya bien.

ITALIA
– Lo siento, pero estamos buscando a alguien que esté calificado para la enseñanza del español como lengua extranjera. No podemos contratar a una persona que no tiene la certificación... Buenas tardes... Hasta luego.


Duración aproximada de la entrevista:

MÉXICO
30 minutos.

ITALIA
8 minutos


SIMILITUDES

MÉXICO
El sueldo que ofrecen por una hora de trabajo es equivalente al sueldo que gana por hora una persona que se dedica al aseo. No hay contrato. Todo es "a la mexicana".

ITALIA
El sueldo que ofrecen por una hora de trabajo es equivalente al sueldo que gana por hora una persona que se dedica al aseo. No hay contrato. Todo es "en negro".

viernes, 26 de julio de 2013

Hombre al celular en trolebús chilango

- Dime, campeón. ¿En qué te puedo ayudar? ... Mira, te digo la verdad. Porque tú sabes que... ¡Eso! Tú sabes que yo soy honesto, papá. Mira, tióricamente, es dificilísimo. En la realidad, de verdad, es un tantito más que imposible... Yo te lo digo como es... Pero si te urge... Ahí voy. Pérame. Si te urge, déjame ver qué puedo hacer. Pus estamos en México ¿no?.... Jajaja. Órale campeón, ya'stás.


martes, 24 de enero de 2012

Pausa

Bueno. Pues es hora de ponerle la pausa a este blog. De hacerlo de manera formal, porque en la práctica, hace ya meses que la tiene.

El milagro llegó.

No en forma de novela, relato o micro ficción. Llegó con manos y pies inquietos, con ojos asombrados que parecen cuestionar el mundo, con una boca minúscula colmada de hambre, con un cuerpecito diminuto y demandante.
Así que por un tiempo, me retiro de esta y de todas las otras actividades que exige una vida virtual. Sólo por un tiempo. Es muy probable que eventualmente sienta las ganas de volver acá y contar lo que acabo de ver en la plaza, la conversación que oí en el autobús, lo que pasó apenas en el consultorio médico.
O no.
Ya veremos.

Postdata.
Gracias por haber leído, por cierto.


martes, 8 de noviembre de 2011

De vueltas y tormentas

Y quién dice que volver es sencillo. Ya sea volver a la casa paterna, al cafecito de aquella esquina, a la ciudad de origen, a la otra donde fuiste tan feliz, a la patria, o al lugar en el que estás viviendo tu historia reciente desde hace unos cuantos años. Hay vueltas que son un tango (o un bolero) y otras que son felicísimas. Pero hay unas que son espantosas. Esta reciente vuelta a la ciudad en que vivo, entra en esta última categoría. No sé si alguna vez lo dejé asentado por escrito acá, pero Turín me gusta poco y pocas veces. En estos días no me gusta nada. Es cosa de las circunstancias.

Verán, Piamonte es una especie de zona fausta donde Zeus se descarga cada vez que le coge uno de sus habituales ataques coléricos. Así como algunas personas se encierran en el baño a golpear azulejos, o se meten al bar de la vuelta a buscar bronca, o se trepan a la azotea para gritar a gusto cuando andan irritados del ánimo. Así, igualito. Pero en deidad. Y ahí llegan sus ejércitos de nubes y se ponen a tronar y a resplandecer y a tirar agua sin consideración. Quizás sean ataques que en perspectiva divina duran cosa de minutos, un grito y un puño estrellado contra una superficie dura y ya está. Pero en tiempo terrestre y mortal, la cosa se extiende normalmente por días y a veces por semanas. Y entonces caen cascadas y cascadas de agua y las esquinas se vuelven lagos y las calles riachuelos y en las colinas hay argayos y el Dora y el Po engruesan sus cauces y amenazan con desbordarse.

Cuando tal cosa sucede, uno se despierta con el repiqueteo de la lluvia, pasa el día entre bramidos y estruendos del aguacero y se va a la cama con el tintineo de las gotas y los gotones en las ventanas. O cualquier viceversa posible.

Pues así es como anda la cosa en los últimos días. Desde el viernes cuando el avión aterrizó en medio de ráfagas de viento y agua, hasta esta mañana, cuatro días después. Cierto que en estos tiempos aciagos, Liguria está sufriendo en serio y que esa es una verdadera tragedia que con ligeras variaciones de locación, se repite cada año. Pero esa es otra historia.

Yo vine con la intención de hablar de este microcosmos. Donde con este cielo gris y de un chorreante perpetuo, la vuelta está resultando espantosa. Y si me apuran, diría que hasta tristísima.

jueves, 27 de octubre de 2011

Crónicas chilangas 4 / En el taxi

- Aquí todo derecho, por Eje Central, por favor.
- Sí. Por todo el eje ¿verdad? ¿Hasta dónde?
- Pasando Izazaga.
- Ah, en Izazaga ¿para dónde, oiga?
- No, no exactamente en Izazaga. Unas cuadras más adelante.
- Ah, más adelante ¿verdad?
- Sí.
- Pero ¿a la derecha o a la izquierda?
- A la izquierda.
- Ah, a la izquierda ¿verdad?
-Sí
...
- Pero es que creo que en Izazaga no hay vuelta a la izquierda ¿no?
- La verdad, no lo sé, señor.
- Sí. Es que creo que no hay vuelta ¿verdad?
- Pero no se preocupe, yo no voy a Izazaga, sino unas cuadras después.
- Ah ¿no va a Izazaga? Vamos a dar vuelta a la izquierda ¿verdad?
- Sí.
...
- Nomás que le digo que creo que en Izazaga no hay vuelta a la izquierda.
- Pero yo no voy a Izazaga , señor.
- Ah, no va. Porque es que ahí, me estoy acordando, no hay vuelta.
- No importa si no hay vuelta, señor. Yo voy unas cuadras después.
- Ah. No va a Izazaga ¿verdad? Y ¿entonces dónde damos vuelta?
- No me acuerdo el nombre exacto de la calle, pero es dos otres cuadras pasando Izazaga.
- Ah, sí. Pasando, entonces. Vamos a dar vuelta a la izquierda ¿verdad?
- Sí.
...
- ¿Y a dónde es que va, oiga?
- Al mercado de San Juan.
- Ah, va al mercado.
- Sí.
...
- Ahora que me estoy acordando, creo que no hay vuelta a la izquierda para ese mercado ¿verdad?
- Para el de comidas supongo que no, porque está en Izazaga y ahí no se puede dar vuelta, dice usted.
- Sí, es que le digo que me acuerdo que no hay vuelta.
- Pero yo no voy al de comida, señor. Voy al mercado de artesanías.
- Ah, al de artesanías va, no al de comida ¿verdad?
- Sí.
- Y ¿ese dónde queda, oiga?
- No me acuerdo el nombre de la calle, señor. Pero ahorita que lleguemos me fijo y se lo digo.
- Ah, no sabe qué calle ¿verdad?
- Sé dónde dar vuelta, pero no me acuerdo el nombre exacto.
- Ah, no se acuerda.
- No.
- Orita que lleguemos, vemos ¿verdad?
- Sí.
...
- ¿No es el que está en el parque, el mercado que dice?
- No, el del parque es el de la ciudadela.
- Ah, es el de la ciudadela ¿verdad? Este es otro.
- Sí.
- Es otro mercado de San Juan.
- Sí.
- Que no es el de las comidas.
- No.
- Pero sí venden artesanías ¿verdad?
- Sí.
...
- Pero no es el mercado ese que está en Izazaga ¿no? Porque le digo que creo que no se puede dar vuelta a la izquierda ahí.
- No, es pasando Izazaga.
- Ah, más adelantito ¿verdad?
- Sí.
...
- Mire lo que le digo, que me acordaba que no hay vuelta a la izquierda aquí.
- No, señor, que ya le dije que yo... ¿Sabe qué? Me bajo en la esquina.
- ¿Aquí? Pero esta es Izazaga. ¿No dijo que iba más adelante? ¿O a Izazaga iba? Porque aquí le digo que no hay vuelta a la izquierda.