lunes, 18 de julio de 2011

Cosas de la Torre de Babel

Hace un par de años estaba hablando con la novia de un amigo de M. Le contaba algunas cosas sobre un viaje que hice por Brasil hace una eternidad, y en algún momento mencioné Pipa. Lo debí haber pronunciado mal, seguramente. No tengo el paladar acostumbrado a las dobles consonantes y siempre pongo de más o de menos, a discreción. Apenas escuchó el nombre, la chica en cuestión me preguntó:
– Pippa?! Con la doppia?!
Y yo dije no, con una pe nomás y entonces ella pareció perder por completo el interés en aquel lugar maravilloso con extensas playas turquesas, donde se podía andar descalzo por las callecitas de arena, donde había bares y restaurantes que servían cócteles y platos deliciosos, donde había un centro cultural que alquilaba libros en cualquier idioma. Y principalmente donde nadé con delfines por primera y única vez en mi vida, sin tener que pagar una cantidad absurda de dinero y sin tener que meterme chalecos salvavidas ni equipos especiales de ningún tipo.

Me sentí hasta ofendida. Cosa que no es extraña. Yo soy una persona que se ofende con una facilidad que a veces me sorprende hasta a mí misma.

La cosa es que me quedó el recuerdo de aquel gutural Pippa?! Con la doppia?!, y ahora que no termina de pasar la fiebre por la hermana de la Middleton, me acordé y me puse el corazón en paz. De hecho, cada que veo el nombre de la tipa inglesa con el trasero a la JLo, me vienen un poco ganas de reír. Pippa, en lenguaje coloquial y poco refinado italiano, quiere decir masturbación al órgano sexual masculino. Cosas de la Torre de Babel.


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