domingo, 18 de septiembre de 2011

A vel, a vel...

No entiendo qué fue lo que convenció a la gente en algún momento de que hablarle a los niños pequeños (sobre todo a los bebés) con un tono idiota, es una especie de táctica pedagógica.

Este verano (o lo que es lo mismo: este agosto) lo pasamos en el lago. La casa estaba en una colina, a unos cuantos metros por encima de una casa con jardín, asador, alberca, Mercedes Benz y perro lanudo y blanco impoluto. Estaban los dueños sesentones, la hija, el marido de la hija, y la bebé de estos dos últimos, que habrá tenido no más de ocho meses. Y cada cosa que tanto padres como abuelos le referían al miembro más pequeño de la familia, lo hacían con la voz impostada como un impedido mental. Que yo no sé si sea una cosa accidental o de verdad nuestra raza se está yendo al carajo. Lo que sé es que llega un momento en que sientes repudio por los emisores y compasión por la pobre e indefensa receptora.

Cierto que la bebé recién empieza a entender y que aún no sabe qué significan esas palabras y no cuenta aún con el juicio suficiente como para darse cuenta que se las dicen con voz de estúpido. Pero ¿y después?

Me da por imaginar que si la nena crece escuchándolos hablar como subnormales, puede convencerse que esa es la manera natural de hablar. Puede ser que imitando a la gente con la que convive todo el día, los primeros sonidos que emita sean balbuceos idiotas. Quizás sea incluso por eso que muchos niños a los tres años aún no son capaces de pronunciar bien las palabras. Y uno los ve y piensa ¿cómo puede ser que diga pelo y no perro? Pues quizás sea gracias a este tipo de adultos, que son incapaces de hablarle a un niño como si de una persona se tratara.

E imagino más. ¿Y qué tal si aprenden a relacionar las cosas, a explicarse el mundo, con aquellas medias palabras idiotas? Esos niños podrían aprender a amar y a buscar luego esa manera idiota de ¿expresarse? Porque no puede ser lo mismo decirle a un niño ¿quieres bañarte en la alberca? Que decirle: a vel, a vel, ¿quem quele hace’ un bañotitititino en la albelcooota? A vel ¿quem, quem? ¿éte bebé? ¿éte?

Bueno. Yo de pedagogía no sé nada. Imagino nada más. Y espero sólo que como hija de una familia pudiente, aquella bebé logre tener acceso a una amorosa nana rumana, rusa o ucraniana. Y aprenda así la hermosa costumbre de pronunciar bien las palabras italianas.

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